Vallenato
Lo que hoy se conoce como folclor Vallenato nació en las
sabanas, caminos y pueblos perdidos de la Costa Norte de Colombia. Su difusión
se le debe en sus principios a los moradores de la región, que aún sin tener
una preparación académica de acordeón, aprendieron a amansarlo para acompañar a
los instrumentos de percusión que ya dominaban, y que les servía de fondo y de
acompañantes para exteriorizar todos los demonios que tenían dentro en forma
cantada, para entregar un recado, para dar una mala noticia o confesar sus
amores. Dagoberto Puello afirma en su Historia del vallenato que “con muy
contadas excepciones, aprendieron a tocar (interpretar) el acordeón, pese a
desconocer en absoluto las notas del pentagrama musical. Su aprendizaje se
hacía por "oído" y practicaban a diario, bien en el cambuche (Rancho)
de su huerta (también la llaman rosa) o en el extenso patio de la casa en los
pueblos”. Francisco "El Hombre", cuyo verdadero nombre era Francisco
Moscote, era un “mensajero” que hacía la ruta entre los pueblos de las sabanas
del Cesar y La Guajira a lomo de burro, llevando las noticias y recados al
pueblo donde llegaba, que le entregaban en el pueblo que acababa de visitar.
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